martes, 4 de enero de 2011

Destino

Carajo!" exclamó mientras abordaba el vagón del metro y las cosas que traía entre las manos caían al suelo por los empujones de la gente al salir. Era tan poco el tiempo para abordar y tanta la prisa. Recogió rápidamente la mochila, los pinceles, los óleos y el bastón. El calor era insoportable, el día ajetreado, y aún tenía el mensaje de Olivia en la cabeza: "Ya no puedo. La ética, el trabajo, mi esposo... Lo siento".

Solo quería terminar con el viaje y quizá fumar un cigarrillo.

No había lugares disponibles. Y pensar que tenía que recorrer toda la línea... ¡Al carajo! De nuevo sus cosas en el suelo; descansó su cuerpo en la puerta de entrada al vagón que ya no abriría durante todo el viaje, tomó una de las asas que había junto a la ventana y miró el paisaje que ofrecía el subterráneo.

Decidió quitarse la chaqueta y quitarse también las neuronas para dejar de pensar por un momento en todo, incluyendo el leve dolor del pie y dejarse llevar por el ajetreo del transporte. Los cuchicheos, los niños llorando, los vendedores ambulantes, la señal de llegada a cada estación...

Por fin iba a titularse, acabaría de una vez la carrera y podría recorrer París, Roma o cualquier ciudad donde no existiera un metro como ese en el que estaba viajando, descansaría de las presiones, descansaría de Olivia y sus constantes remordimientos en su habitación por quitarse el anillo de casada antes de besarlo… Le gustaba que ella llamara a eso “actividades extracurriculares de alumno-profesor” cuando los dos sabían a la perfección que era solo una aventura, una aventura que había llegado a su fin. “Ni modo”, pensó.

No más escuela, no más Olivia, no más presión, solo serían él, sus óleos y su destino... Eso era lo que pensaba hasta que apartó los ojos de la ventana y los posó en ella, en la chica que leía a Shakespeare en el asiento junto a la ventana en diagonal a él. "Bonita, pero trillada" fue lo que pensó al fijarse en la portada de Romeo y Julieta y en sus largos y finos dedos puestos sobre el libro.

Se imaginó por un instante cómo sería pintarla. Empezaría por su fina silueta, continuando por su largo y rizado cabello. Le pediría una pose dulce, pero a la vez intelectual. Suave, pero a la vez firme. Dibujar sus manos serían una delicia, sus labios carmesí, sus largas piernas, sus labios carmesí, su pequeño vientre, sus labios carmesí...

No podía ver sus ojos ahora fijos en el libro, pero los imaginaba grandes y profundos. Tal vez claros, tal vez oscuros... lo que fuera, pero sin duda expresivos, artísticos. Ya tenía la imagen en su cabeza y los colores... Colores claros, suaves tonos, trazos fuertes...

"Ring-Ring"

"Carajo"

"No respondiste. Solo quiero saber que todo está bien. Livi."

El metro avanzaba cada vez más lento antes de detenerse por completo. Última estación. En un movimiento rápido tomó sus cosas, sin perder de vista a la chica. Ella cerró rápidamente el libro, se acomodó el bolso y se puso de pie. Ella le miró y le sonrió antes de dirigirse a la puerta. "Podría viajar contigo a París", pensó él.

"Todo lo que tenias guardado cuando aun no me contabas nada..." fue lo que le escribió a Olivia antes de desearle en voz baja que se pudriera, olvidar el cigarrillo, y salir tras la búsqueda de su bonita pero trillada modelo.

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**Este relato forma parte de una recopilación de varios relatos dentro del proyecto "Siguiente estación", coordinado por @seacaboeljabón. Así mismo, este relato es el número seis de esta mini-saga y el penúltimo antes de la estación final.

Estaciones previas:

  1. "Alfiles cobardes" de @ProfeTriste
  2. "La banca de la estación en la que nunca nadie se sentaba" de @Aleida_Belem
  3. "Instinto" de @SoyBelisa
  4. "Escape" de @Anedixit
  5. "Diez pesos le vale" de @Fhernandhah
Estación final:

3 comentarios:

  1. Al fin y al cabo, la vida es un viaje.

    ¡Y qué felicidad encontrar a una musa leyendo Shakespeare!

    Un beso, Eva. ♥

    Tuyo, Gerardo.

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  2. Me gustó tu relato, en una corta travesía enseñas la mutabilidad de los sentimientos. Así suelen ser, unos más firmes que otros. Así es la vida, todo se mueve, las cosas cambian, a veces a gusto propio, a veces no. Pero también pasa que cuando se acepta un cambio, la nueva etapa llega con ganas a encender el camino.

    Me gustó especialmente el cambio que sufre el personaje desde el inicio hasta que termina el tayecto en metro. Corta estancia, grandes cambios.

    Me encantaron tus pinceladas, Eva.

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  3. He llegado a tu blog por casualidad y quería presentarte la revista en la que colaboro, En Sentido Figurado, para invitarte a que participes con nosotros.

    Somos una revista digital de creación literaria a la que puedes acceder en: www.ensentidofigurado.com
    Entre otras, tenemos una sección dedicada a cuentos en la que nos gustaría contar contigo.

    Nuestra revista llega a suscriptores de todos los países de habla hispana, además de a Alemania, Andorra, Francia, Bélgica, Canadá, Israel, EEUU…
    Así pues, si cuentas con algún relato, de dos a cinco páginas, nuestro mail de contacto para su envío es:

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    Te espero. Serás bienvenido en En sentido figurado.

    Un saludo,


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