lunes, 28 de noviembre de 2011

Ritualitos.


A veces hay que resanar las grietas y otras dejar que crezca pasto o hierba.

Algunas veces es bueno mirar atrás un segundo o mirar tus pies para asegurarte de que estás vivo, de que estás en algún lado.

A veces también es necesario no sentir, porque si no sientes no vives, y a veces es necesario estar un poco muerto.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Si lo ven

Si lo ven, díganle que lo extraño, que siempre lo he extrañado aunque yo no lo sabía antes de conocerlo, ni él antes de verme.
Si lo ven, díganle que olvidó sus besos en mi boca, pero que se los guardo con recelo.
Díganle también que lo quiero, aunque ya lo sabe, pero díganle.

Además, díganle que ya no recordaba que es querer hasta que apareció en mi vida. Díganle que me gustan sus manos, que me gusta su piel, que me gusta él.

Si lo ven, díganle que me gusta bailar con él en el parque, aunque ninguno de los dos sabe bailar. Díganle que me gustó comer en el suelo porque no había sillas suficientes para ocupar la mesa.

Si lo ven, díganle que prepara rico el café, que sabe apretar fuerte la mano mientras caminamos.
Si lo ven, díganle que el cielo se ve más oscuro en sus ojos.
Díganle que los días con él son eternos.
Si lo ven, díganle que sabe darle sentido a la existencia.

Si lo ven, díganle que sabe detener el tiempo con los labios.
Díganle que es mío aunque no lo ha notado.

Si lo ven, díganle que me gusta juntar mi nariz con la suya.
También díganle que no me olvide.

Eso díganle cuando lo conozca.



martes, 25 de octubre de 2011

I Want To Hold Your Hand

Me gusta sentarme junto a la ventana en el camión, así puedo ver el ambiente que la calle me ofrece. En la noche, se ven luces y prostitutas. Peleas y choques, a veces hasta ni se ve nada. Y estaba muy feliz yo viendo el ambiente callejero, cuando apareció un tipo. Y dentro de mí pensé "Mira tú, se le ve bonito el traje". Y ya.

Y puse a los Pixies en el iPod. "Here Comes Your Man", tu ru rú. Padre y así. Y se desocupa el lugar junto a mí y se sienta el del traje bonito. Y olía padre, además. Y tenía bonitas manos, sobretodo. Y yo pensaba en los Pixies y en las prostitutas de la calle, y en sus manos. ¿Por qué pensaba en sus manos?

Coloqué mis manos de frente a mí, como comparándolas con las suyas. A mí no me gustan mis manos, pero las de él estaban bonitas. Como de pianista, como me gustan. Y empecé a pensar en las manos de todos y en que me gustan mucho las manos de pianista y que ojalá esas manos agarraran las mías... ¿¡QUÉ!?

Jo. Me empezó a acercar su mano, y yo empecé a acercar la mía. Y yo veía a la ventana y él veía al pasillo. No nos miramos, pero nuestras manos ya estaban cerquita. Ay, sentí un dedo sobre el mío, rozando. Y él debió de haber sentido el mío, rozando el suyo. Y un tope, y nos acercábamos más.

Empecé a sentir el calor de su brazo calentito por el saco, y su mano apretando mis dedos. Y yo viendo a la ventana porque me daba pena, y él viendo al pasillo porque le daba noséqué. Y otro tope hizo que me apretara por completo y bajara la mano sobre su rodilla, tomando la mía.

Y yo pensaba que eso no podía estar pasando. O sí, o quién sabe. Y volteé y le dije  "Esto no está pasando, ¿verdad?" Y me dijo que sí, y luego que no sabía, que como yo quisiera. Y me sonrió bonito, tenía todos sus dientes y hasta parejitos.

Y sonaba banda en el camión y los adolescentes cantaban y se reían. Ya no nos miramos, pero nuestras manos seguían juntas. Quiso saber a dónde iba, y yo también. Qué hacía, y yo también. Mi nombre, yo él suyo. Y ya.

Me dijo "Te acompaño a tu parada, porque la mía ya se paso" y sentí bonito, y feo también, pero más bonito. Y llegamos a mi parada, y le dije cómo se tenía que regresar. Y me preguntó por qué le tomé la mano, y le pregunté por qué tomó la mía. Y nadie supo por qué, pero seguíamos tomados de la mano aún.

Y cruzamos la calle y lo dejé en la parada para que volviera. Dijo que no importaba, se podía quedar ahí parado toda la noche. Me reí, le dije que por todo, que él me daba risa, que me daba risa tener su mano aún entrelazada con la mía. Dijo "Nos vemos luego, ya vete que se hace tarde". Le dije "Vete tú" y dijo "Óhquela" o algo así. 


Me preguntó si me acordaría de él. Le dije que tal vez sí, que tal vez no. Me dijo que pensara en él. Y nos soltamos, nos sonreímos y nos despedimos de lejos.

Todavía huelo su perfume entre mis dedos.


sábado, 22 de octubre de 2011

Él

Se empezó a formar una sombra, primero pequeñita, luego menos, y luego eras tú, sonriendo y viniendo a mí. Entonces en mis ojos ya no entró más que tu cuerpo andando a mi cercanía.

Acostumbrábamos buscarnos solo en la cumbre de nuestra ausencia, y más que para hacernos compañía era para compartir nuestra soledad.

Él me atrapa.
Él me envuelve.
Él, el que me merece.
Con él donde quiera.

Mas sin dudas una vida entera, y si él lo desea, con ardua marcha quebraré distancia. Construiré  más puentes que nos impidan separarnos y jamás cerraré los ojos a complacencia de ambos.

Él me ama y yo a él.
Pero ya se fue.
Y duele.

Quisiera haberme despedido, haber podido darle un beso. Quisiera que todo fuera irreal y que fuera posible su regreso. Quisiera ser una niña, una anciana, volver a la vida desde sus extremos, más no conocer la derrota ni tener que cargar con su peso.

Quisiera poder verle y hablarle de frente, saber que de nuevo sería yo la cuna de su aliento. No quiero renacer, no quiero olvidarle, quisiera sentir el aire sin extrañarle. Me he agotado.

Pero me queda muy clara una cosa: Su inmortalidad me habita.

Él hacia el cielo, yo detrás.
Él al revés, yo también.
Él no está, pero yo sí,

Fuimos y somos uno.

jueves, 28 de julio de 2011

Dove sei?


Ayer te tuve, pero hoy no.
Y senti que el mundo no giraba, y senti que la vida se iba lento.
Como si los relojes se detuvieran, como negándose a seguir su curso sin ti.

Y los árboles dejaron de crecer, y las aves te buscaban en el cielo.
Y quise salir a buscarte, pero ¿qué tal si tú también me buscabas y no nos encontrábamos?

No pude caminar, tampoco pude sentarme.
Me quede quieta, esperando que me sucedieras de nuevo,
que aparecieras de repente como esa primera noche.

Que me dijeras algo, que yo te contestara.
Y preguntarte que por qué hoy no estás, si ayer sí estabas,
pero ni tú sabías la respuesta.

Y llegó la noche y me dijo que no te esperara, que no vendrías hoy.
Y me negué y te busqué en tus letras, te busqué en canciones, te busqué en mí.

Pero no te encontré.

sábado, 9 de julio de 2011

Es bien raro

Ayer medité en lo que es el amor, y llegué a la conclusión de que es bien raro. La gente ha cambiado tanto, el mundo y las costumbres que ya es difícil determinar qué es amor y qué no es. O más bien, es difícil adaptarse a la  contraria perspectiva del amor que tenían las películas de los cincuentas.

Ahora amor significa besarse con alguien en un bar y pasar a su auto y tener un buen rato, aunque no sepas ni cómo se llama, sin tener nada en común que un interés carnal. Ser un pasatiempo sin profundidad.

Yo me pregunto dónde quedaron las miradas coquetas, el tomar de la mano a alguien en una reunión, sin que los demás lo noten, el que te priven de un beso en la primera cita aunque te mueras de ganas, pero por llevar un proceso de conquista, el que te manden flores o te escriban algo bonito en el espejo evaporado del baño mientras tomas una ducha  ¿Dónde?

Una vez, un profesor nos contó a la clase que en su época, en su pueblo, había un parque donde la gente se iba a conocer. Sabías que una mujer quería ser conquistada porque usaba su mejor vestido y los hombres que pretendían conquistarla, llevaban peinetas bonitas, para regalárselas. Era como un cortejo de aves, donde rodeaban una plaza hasta que sin querer y más bien a propósito, se encontraban de frente. Y ellos le regalaban la peineta, pero ella escogía al hombre que más le gustaba y se ponía la de él.

Ahora hacen falta unos tragos, un baile provocador y una urgencia por vivir para sentirse "querido". ¿Seré yo o será la época? Y es que a mí me gusta que me miren bonito, y que me aprieten la mano, que me manden notas por debajo de mi puerta, que tengamos algo más en común que ser humanos, compartir un buen libro o un buen café, caminar por las calles solo por el placer de hacerlo, que sepan cómo me llamo y yo saber quiénes son.

Ahora hasta lo cursi está mal visto. A veces dan ganas de quedarse solo para no amargarse más, tachando a un mundo lleno de idiotas o de inmaduros, y que te tachen a ti de aburrido o pesimista . Yo que sé. Pero como dijo  un amigo: "Somos seres cursis", somos seres que regalan peinetas en las plazas o seres que las reciben por las ganas de querer y ser querido. Solo que a casi todo el mundo ya se le olvidó.

Tal vez estoy loca, tal vez algún día el romanticismo será una enfermedad psiquiátrica y entonaremos éste tango, con camisas de fuerza y corazones aprisionados. Yo solo espero mi peineta.




lunes, 27 de junio de 2011

Salidas que son paredes

Siempre he querido ser normal, pero no puedo. Tengo esa vida trágica que vende libros, pero que nadie quiere vivir, que la miran de lejos y dicen "mira, cómo ha crecido". Que me echan suspiros y me admiran por algo que no deberían de admirarme. Que piensan que pobre de mí, que soy frágil, pero no lo demuestro.

Y es que en realidad la normalidad no es algo mío. No me gusta ser quien soy, pero si no fuera yo, tampoco sabría quién quiero ser. Y he llorado tanto, pero también me he reído. Y he crecido escuchando cosas y tapándome los ojos para que no me duela lo que no quiero ver.

Y cuando me caigo, siempre me levanto, aunque me tambaleo al principio, sigo con paso firme y tratando de no ensuciarme más la ropa de lágrimas y lodo. Y me acomodo los zapatos y me sacudo el cabello por si me han caído ramitas. Y camino casi siempre sin mirar a nadie, miro al suelo para ir más rápido y sin tratar de pensar demasiado en lo que pueda pasar al doblar la esquina o al cruzar ése semáforo en rojo.

A veces me meto las manos a los bolsillos y las aprieto, rogando que nadie me mire y me diga que soy frágil, que pobre de mí. Blablabla, como si 'lástima' fuera mi apodo. Pero no, ni yo me tengo lástima, y es que a veces me duelo, pero me duelen más las cosas que me han sucedido sin que tuvieran que sucederme todavía.

Y como siempre, yo me busco mis problemas y yo soy quien debe arreglarlos, pero cuando los arreglan por mí me molesta, porque ¿qué hago, sino conformarme? Y si los arreglan mal, es peor, sentirse inútil mirando nada más como le llevan flores al fracaso que te correspondía a ti rescatar. 

Y siempre mis grandes problemas huelen bien y por lo general tienen una bonita sonrisa. Y aunque sé que será un problema, saludo al extraño problema y me le acerco y le sonrío, sabiendo que pronto me voy a hundir.


--Hola
--Hola
(...)

miércoles, 8 de junio de 2011

Por qué es malo salir con drogos de C.U

Era un Viernes de Octubre y hacía calor. Nos fuimos a perder a Ciencias, mientras jugaban futbol los profes buenaonda contra los cholos. Olía a mota y hippies.

Él sacó mota y me preguntó si quería, y acepté porque aunque no quieras, la mota nunca se niega. NUNCA, les digo. Me dijo que aprendiera a diferenciar la mota buena de la mala, porque la mala tiene hierbas y la buena semillitas padres, o algo así. Él tenía de la buena.

Sacó una manzana de su mochila y me enseñó a meterle mota. Dijo que así se fuma la mota en la calle, mientras caminas, porque parece que comes manzana. Ingenioso el drogo. Después, fumamos. Y como siempre, no me pego bien.

Me dijo que fueramos por cerveza, para acompañar la mota. Y fuimos y nos besábamos, medio drogados. Y regresamos a las Serpientes en el Espacio Escultórico y nos subimos a lo más alto, donde había más drogos y gente con cerveza.

Nos medio conocimos. Los dos psicólogos, él vivía solo y ya iba a acabar la carrera. También me dijo que le gustaba drogarse y mucho, que tenía mota, LSD, extasis, heroína y demás cosas padres para el alucine. Él hablaba mucho, pero no recuerdo qué más decía porque en mi cabeza solo pensaba que era muy guapo y que estaba padre estar con él en las Serpientes, tomando cerveza. Y nos tomamos de la mano y nos besamos otra vez.

Y así pasó la tarde, hasta que cambiamos de escenario a un jardín cerca del Universum. Lalalala, qué felíces por la mota. Y por los besos. Y él qué guapo, con su saco rojo y sus gafas oscuras. Se llamaba Eduardo, pero quería que le dijera Edu. Cada vez que yo decía algo padre, él decía "tsuuuuuu" o algo así, en señal de aprobación, como cavernícola, pero en guapo. Y en saco rojo.

Estábamos en el jardín, revolcándonos en el pasto. Me dio velitas de gelatina que traía en su mochila y decía que todo estaba bien padre y yo decía lo mismo. Y nos besamos otra vez. Me dijo que le gustaban mis ojos 

Y nos empezamos a abrazar fuerte, y a despeinarnos y a comer velitas. Todavía teníamos cerveza, así que nos pusimos bien felices. Y cayó la noche y nos besamos más intenso y bebimos más.

Ya ibamos de regreso y me acordé que tenía lunetas, para completar la felicidad. Y comimos lunetas camino a la parada del camión y de repente nos abrazábamos y nos besábamos bien padre. Nos mirábamos a los ojos, aunque no se veía nada por la oscuridad, pero sabíamos que nos estábamos mirando y nos decíamos cosas bonitas.

Y llegando a la parada, me dijo que tenía algo para mí. Pero no era mota, ni manzana, ni velitas. Era amor. Y me abrazó y me dio una paleta de chocolate en forma de rosa, de color morado. Y una notita, pero me hizo prometer que no la leería hasta que estuviera sola.

Entonces nos despedimos y no prometimos vernos nunca. Fue bonito.

Y llegué a mi casa y leí su nota. Era un cursipoemadrogado escrito por él con sus drogadas manos y hasta eso estaba bonito. Pero le falló una cosa: Puso Ema en lugar de Eva. 

No le volví a llamar, qué oso decirle que no me llamo Ema, que me llamo Eva y que me entendió mal en todo el día que estuvimos juntos.

Y por eso es malo salir con drogos de C.U, porque no recuerdan ni como te llamas.


Poema cursidorgado.

Poema cursidogrado visto desde atrás.

Hola EMA >:(
PD: Ojalá tuviera fotos del drogo en saco rojo, pero tampoco.

martes, 10 de mayo de 2011

Sigues

Ayer fuí al lugar donde alguna vez vivimos. Ahí siguen nuestros recuerdos, aunque ahora están llenos de polvo y soledad. Ya no hay quién los revise ni quién se preocupe por recordar qué cosa u olvidar esta otra.

Es increíble cómo pasa el tiempo y todo sigue siendo igual. Que no te olvido y que te extraño, pero ya no te lloro tanto. Pude ver de nuevo tu letra y acordarme de cuando escribiste mi nombre en mi espalda. Pude ver tu ropa desordenada, tus cosas cubiertas por oscuridad y un velo de suciedad.

Prendí las velas con las que te despedí e inspeccioné los rincones para encontrarte en ellos de nuevo. Pude ver todo con ese aire de nostalgia que antes no había. Encontré tu linterna con la que alguna vez jugamos, aunque ya éramos adultos. Quise jugar, pero ya no era divertido.

Siguen ahí nuestros besos y caricias, aunque ya no gritan nuestros nombres. Todavía está el calendario que te regalé para que recordaras nuestras fechas importantes, aunque siempre lo olvidabas. Julio es el mes donde lo dejaste.

Aún entra viento por la ventana rota, aunque ya no me da frío como antes. Sigue estando ahí el lugar donde nos perdimos y muchas veces nos encontramos. Donde está tu barco con el nombre de ella. Ahí sigue, aunque no quisiera.

Cerré la puerta que siempre está abierta por una extraña razón que desconozco cuando paso a visitar el lugar. Ya no hay fotos tuyas, pero te sigo viendo en todas las habitaciones, en todas las esquinas. Un sin fin de imágenes mentales tuyas: una donde te lavas los dientes frente al lavabo, otra donde cocinas arroz rojo en la cocina, otra donde te sientas a la orilla de la cama a amarrarte los zapatos, una más donde cuelgas tu ropa en el cuarto que era tu armario, otra donde te ajustas el nudo de la corbata para que quede acuerdo con tu traje, otra donde estás sentado a la mesa escribiendo cartas de disculpa y una última en el pequeño espacio que teníamos como jardín, donde miras sin mirar.

Cuando entro, todos tus tú me saludan y les sonrío. Paso tiempo con cada uno de ellos, aunque no diga nada; me gusta verte hacer tus actividades. Que me mires y me preguntes en qué pienso, con una dulce sonrisa y una mirada desconcertante. Y a todos tus tú les doy la misma respuesta: que en que te fuiste.

sábado, 30 de abril de 2011

Me fui

Ya me voy (no me quiero ir). No, no llores. Tampoco me pidas que me quede, no puedo si tú no puedes (quédate, por favor). Escribe esa canción que me prometiste, cruza ese camino que marcaste, cumple ese futuro que planeaste...

Allá lejos donde me encontraste, allá déjame (no me dejes, di que no). Sí, te digo que voy a estar bien (en realidad no, me muero). No, te prometo que no voy a llorar (al menos no frente a ti). Sí, ya empaqué mis cosas, ya me llevé mis recuerdos (también los tuyos). No, nunca te olvidaré.

Sí, me puedes llamar cuando quieras (me limpiaré las lágrimas antes de responder). No, nunca te dejé de querer. Por supuesto que te voy a extrañar (¿cómo diablos no?). No es porque te dejara de querer, eso nunca. ¿Tú aún me quieres? (di que sí).

Me hubiera gustado quedarme contigo, un año o dos hasta que me propusieras tu vida como hogar, pero ¿pasaría algún día? (ojalá hubiera pasado). Los planes no funcionan, me cansé de planear y no cumplir. Te amo, ¿y tú? (lo sabía).

¿Te acuerdas del mar? pon tus pies ahí por mí, como si me llevaras, como una vez planeamos . ¿Y los patos? Ya no va a haber quién los alimente. Ya no quiero ir sin ti. No lo sé, buscarán nuevos enamorados que les lleven migajas.

Qué bonitas son tus manos, las voy a extrañar (que no me suelten, por favor). ¿Pues por qué crees? Hacen magia con las cuerdas de tu guitarra, con las letras que me escribes... Me tocaste el corazón con éstas manos (déjamelas).

No sé a dónde iré, no quiero pensar en eso. ¿Tú ya sabes? (di que no). Tal vez a ningún lado, que me empuje el destino a donde quiera (a tus brazos, ojalá). No sé si sea un error, espero que no. Mira, ya vamos a llegar (no me dejes llegar).

No me gustan las despedidas, ¿y a ti? Tienes razón, solo es un cambio, ser amigos no es tan malo (aunque los dos sabemos que ya no seremos nada). Sí, me mantendré en contacto (aunque nos veamos y no nos hablemos). Sí, claro que puedo darte una sonrisa (aunque sea fingida). ¿Me abrazas? (no me sueltes).

Ya es hora. Lo sé. Que no voy a llorar (hasta que te vayas). Piensa en mí, ¿quieres? (una semana y después olvídame). Me pediste una despedida bonita, por eso me puse los "te amo" que me regalaste. ¿Se me ven bien?

Escucha esa canción que te dediqué, la que te presenté el día que cumplimos un mes de conocernos. ¿Quieres que te la deje? Toma, aquí esta. No, no me la tienes que devolver. Que no, quédatela, es tu canción. Claro que no, si es tuya, ¿cómo voy a dársela a alguien más?


¿Quieres un beso? (te daría todos). No creo que sea buena idea (bésame). Es que me va a costar irme (y me va a doler más, pero no importa). ¿Estás seguro? (qué esperas, bésame).

Bueno, me despido (me muero). Cuídate (no me dejes morir), me voy (no me dejes ir). Sí, te escribo pronto (deténme). Tú también escribe (por favor, deténme).

Adiós (me fui).

lunes, 7 de febrero de 2011

La soñadora



Querido Mentiroso:

Todas las noches me gusta cerrar los ojos y pensar en él. Dibujar su sonrisa en mi mente y tocar mis labios al mismo tiempo, como si estuvieran rozando con los suyos. Me estremezco cuando leo sus palabras, cuando escucho su voz tiemblan mis manos, el mundo se congela cuando lo beso.

Cuando me habla, es maravilloso. Casi todo el tiempo estoy callada para sentir sus palabras dentro de mí y llenarme de él. Me gusta que me mire sin decir nada. A veces le pregunto en qué piensa y él finge no saber, cuando en realidad sé que lo hace en mí, en nosotros.

Cuando él no esta, me quedo fija en un lugar, espero a que el mundo gire y dé la vuelta completa para traerme de regreso a él.

Quiero despertar de todos mis sueños a su lado, abrazándolo y comenzar a vivir la historia que nos espera. Por eso nunca sueño despierta, porque si lo hago veo lo maravilloso que es, pero cuando cierro los ojos, veo lo maravillosos que somos.

Siempre quise a un hombre como él, parece perfecto, como si fuera solo mío... Pero en realidad, no lo es. Al abrir los ojos, me doy cuenta de la realidad, se disipa la fantasía y caigo en el frío abrigo de la verdad. Sé que no me ama como yo a él, que él no comprende al amor, que es solitario y obstinado, casi como una obra de arte compleja; que finge ser alguien más para verme sonreir. Y eso, sin emabrgo, me gusta. Después de todo el amor es eso, sacrificar y fingir. Yo sí que sé de eso. Él creé que no lo noto, sin embargo lo sé.

Sé que no me piensa, que respira hondo cuando no me ve, que talla sus ojos una y otra vez, en su cama, solo, esperando que todo sea un sueño, sin embargo yo estoy ahí, siempre. Y ¿soy felíz? Lo soy, aunque todo sea premeditado, lo soy, lo somos, al final somos personas, necesitamos la mutua compañía, aunque en el fondo queramos huir, siempre permanecemos juntos.

No sé por qué está conmigo. Quizá quiere aprender algo, quizá quiere aprender a amar. Sé que un día comprenderá lo que es el amor, tanto como yo lo hago y estaré ahí, para recibirlo y estrecharlo en mis brazos. Espero el día en que entienda ese amor por mí y lo perdonaré. No me resigno, resignarse es conformarse, yo sin embargo, espero encontrar mi confort en él y en estas letras que danzan suave en las llemas de mis dedos, con la certeza de que él nunca las leerá.

Creerán que soy soñadora, pero es lo único que me queda. Soñar y algún día, despertar. A su lado.


**Esta entrada forma parte de otro relato, llamado "El Mentiroso", idea original y en colaboración con @PerroRomántico.

martes, 11 de enero de 2011

Ya no




¿Recuerdas cuando me besaste por primera vez?
¿Recuerdas cuando me pediste que nunca me fuera?
¿Cuando dijiste que nunca te olvidara?
¿Cuando juraste ser mío siempre?
¿Cuando dijiste que no me olvidarías?

Tu sonrisa me invitaba a ser feliz, tus manos temblaban cada vez que huía y me encontrabas llorando por ti. Me abrazabas jurando que todo estaría bien y yo te perdonaba.

Un día me dijiste que no tuviera miedo, que tú me protegerías, tú me cuidarías y me guardarías en un refugio que me protegería del mal del mundo: Tu corazón.

Una vez te confesé el dolor de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma. Estábamos en el suelo, juntamos las camas porque no queríamos dormir separados. Te dije que era feliz contigo y me abrazaste antes de quedarnos dormidos.

Otro día me heriste con tus palabras. Tu voz que una vez me juró amor ahora me ofendía, se enterraba en mi cuerpo como cuchillos, como balas, como látigos. El amor que muchas veces prometiste estaba ahí, pero también estaba el dolor de tu pasado. Y yo te perdonaba.

Te dije que quería envejecer contigo y dijiste que ya estábamos envejeciendo juntos. Me pediste que no me alejara y me acerqué.

Me maldijiste un día y yo te amaba tanto. Me dijiste que me fuera, pero no te quería dejar. Alzaste la mano y desgarraste el amor con un golpe. Con dos y con tres. Borraste el futuro con un empujón. Y yo te perdonaba.

Y yo lloraba en el parque de siempre, deseando que alguien me preguntara qué me pasaba y contarle de ti a un desconocido para que sintiera pena por mí por quererte tanto. Y yo lloraba y no había nadie. Ya ni siquiera aparecías tú con los perdones en la boca.

Un día te arrepentiste de conocerme y quisiste olvidar ese primer beso, esas primeras promesas, esos juramentos, tantos golpes al corazón, tantas palabras... Y yo te perdonaba.

Ya no me amabas.
Ya no recordabas ese primer beso.
Ya no te temblaban las manos.
Ya no me abrazabas.
Ya no me pedías que no me fuera.
Ya no juntábamos las camas.
Ya no me jurabas.
Ya no querías futuro.
Ya no, ya no...

Y un día, te fuiste sin despedirte de mí. Y yo lloré días, te lloré meses y te lloraré años. Y lloro en los parques, ya no en el de siempre, pero lloro para que alguien me pregunte qué me pasa y le cuente de ti a un desconocido para que sienta pena por mí por quererte tanto. Y yo lloro y no hay nadie, nunca hay nadie... Y yo te perdoné.

martes, 4 de enero de 2011

Destino

Carajo!" exclamó mientras abordaba el vagón del metro y las cosas que traía entre las manos caían al suelo por los empujones de la gente al salir. Era tan poco el tiempo para abordar y tanta la prisa. Recogió rápidamente la mochila, los pinceles, los óleos y el bastón. El calor era insoportable, el día ajetreado, y aún tenía el mensaje de Olivia en la cabeza: "Ya no puedo. La ética, el trabajo, mi esposo... Lo siento".

Solo quería terminar con el viaje y quizá fumar un cigarrillo.

No había lugares disponibles. Y pensar que tenía que recorrer toda la línea... ¡Al carajo! De nuevo sus cosas en el suelo; descansó su cuerpo en la puerta de entrada al vagón que ya no abriría durante todo el viaje, tomó una de las asas que había junto a la ventana y miró el paisaje que ofrecía el subterráneo.

Decidió quitarse la chaqueta y quitarse también las neuronas para dejar de pensar por un momento en todo, incluyendo el leve dolor del pie y dejarse llevar por el ajetreo del transporte. Los cuchicheos, los niños llorando, los vendedores ambulantes, la señal de llegada a cada estación...

Por fin iba a titularse, acabaría de una vez la carrera y podría recorrer París, Roma o cualquier ciudad donde no existiera un metro como ese en el que estaba viajando, descansaría de las presiones, descansaría de Olivia y sus constantes remordimientos en su habitación por quitarse el anillo de casada antes de besarlo… Le gustaba que ella llamara a eso “actividades extracurriculares de alumno-profesor” cuando los dos sabían a la perfección que era solo una aventura, una aventura que había llegado a su fin. “Ni modo”, pensó.

No más escuela, no más Olivia, no más presión, solo serían él, sus óleos y su destino... Eso era lo que pensaba hasta que apartó los ojos de la ventana y los posó en ella, en la chica que leía a Shakespeare en el asiento junto a la ventana en diagonal a él. "Bonita, pero trillada" fue lo que pensó al fijarse en la portada de Romeo y Julieta y en sus largos y finos dedos puestos sobre el libro.

Se imaginó por un instante cómo sería pintarla. Empezaría por su fina silueta, continuando por su largo y rizado cabello. Le pediría una pose dulce, pero a la vez intelectual. Suave, pero a la vez firme. Dibujar sus manos serían una delicia, sus labios carmesí, sus largas piernas, sus labios carmesí, su pequeño vientre, sus labios carmesí...

No podía ver sus ojos ahora fijos en el libro, pero los imaginaba grandes y profundos. Tal vez claros, tal vez oscuros... lo que fuera, pero sin duda expresivos, artísticos. Ya tenía la imagen en su cabeza y los colores... Colores claros, suaves tonos, trazos fuertes...

"Ring-Ring"

"Carajo"

"No respondiste. Solo quiero saber que todo está bien. Livi."

El metro avanzaba cada vez más lento antes de detenerse por completo. Última estación. En un movimiento rápido tomó sus cosas, sin perder de vista a la chica. Ella cerró rápidamente el libro, se acomodó el bolso y se puso de pie. Ella le miró y le sonrió antes de dirigirse a la puerta. "Podría viajar contigo a París", pensó él.

"Todo lo que tenias guardado cuando aun no me contabas nada..." fue lo que le escribió a Olivia antes de desearle en voz baja que se pudriera, olvidar el cigarrillo, y salir tras la búsqueda de su bonita pero trillada modelo.

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**Este relato forma parte de una recopilación de varios relatos dentro del proyecto "Siguiente estación", coordinado por @seacaboeljabón. Así mismo, este relato es el número seis de esta mini-saga y el penúltimo antes de la estación final.

Estaciones previas:

  1. "Alfiles cobardes" de @ProfeTriste
  2. "La banca de la estación en la que nunca nadie se sentaba" de @Aleida_Belem
  3. "Instinto" de @SoyBelisa
  4. "Escape" de @Anedixit
  5. "Diez pesos le vale" de @Fhernandhah
Estación final: