viernes, 13 de agosto de 2010

Torturas en puño y letra

Hay palabras que no deberían ser escritas, ni siquiera deberían ser pronunciadas, mucho menos deberían ser entregadas y pobre de aquél que se atreva a evaluarlas...

Efectivamente, hablo de las tareas. Esas torturas que debes escrirbir para ver qué tan bien o qué tan mal andas en hacer las cosas que se te piden. Y es que después de tres meses de flojear a gusto, se siente feo que te avienten a un mar de papeleo, de preguntas, de lecturas interminables, de marcatextos, de fechas límite, de explicaciones que más que explicar te confunden más, de amenazas como "Y cuidadito si no lo hacen bien", de presiones, de líneas de investigación y de muchas muchas cosas más.

Uno como estudiante siempre se imagina en el rol de maestro, pensando que si alguna vez nos toca impartir lo que sabemos, vamos a ser los maestros buena onda, los que no dejan nada pesado y los que más que maestros vamos a ser amigos de los estudiantes; como los hijos en el rol del papá al decir "Yo a mis hijos no los voy a regañar". O tomamos la otra dirección, jurando por la pasta de nuestras futuras Tesis que si nos toca enseñar, vamos a ser bien malditos, por mera venganza. Por mi parte preferiría ser del primer rango si alguna vez me tocara enseñar, dejar deberes digamos, moderados y entendibles. Esta bien que una tarea te forme el caracter, las responasbilidades, el empeño, el esfuerzo, etc., pero no se necesita torturar a un grupo de individuos para forjar estas características.

Claro, amo mi carrera y todo ese rollo cursi que uno siente cuando por fin se va a dedicar a lo que (en teoria) le gusta de tiempo completo después de pasar por una secundaria y una prepa donde dices "esto no me gusta, odio esto, amo esto, esto quiero, eso no es para mí". Y eso ya es un estímulo para hacer las cosas bien, para echarle ganas y para entrar de lleno a las profudidades de lo que será nuestra profesión y nuestro sustento hasta que la muerte nos alcance o hasta que nos rescate un ricachon que quiera compartir su fortuna con nosotros solo por hacerle compañia, como en las películas Tontobudenses. Todo perfecto... pero ¿tarea? ¿por qué?

Tarea para aprender, para reforzar, para conocer, para entender, para indagar, para sustentar, para experimentar, para impartir, para aclarar, para crecer... pero también para torturar, para dormir, para cansar, (en ocasiones) para hartar, para sufrir, para desvelarse, para enclaustrujarse en una biblioteca un fin de semana, para perder vida social (si la hay)...

Es como un arma de dos filos. Yo por lo tanto, empiezo mi primera semana con flojera, con mares de deberes estudiantiles, con libros por leer, con entrevistas que hacer, con reportes que redactar, con prácticas que elaborar, con un sueño que parecen dos, con desvelos y con compañía nocturna de una taza de café.

Viernes por la noche... Escribo esta entrada en vez de dedicarme a mis deberes. ¿Mi pretexto? Es Viernes, estoy cansada y sin ganas de saber nada de la escuela. ¿Mi presión? El Sábado y el Domingo se van volando, más cuando tienes compromisos esos días. Esto es algo así como un cronómetro: Al momento de inciarlo, no debe parar y hacer todo dentro del tiempo establecido o terminas jodido.

¿Mi consuelo? No tengo cronómetro.

Espero acostumbrarme pronto a esta nueva vida universitaria o tener suficiente dinero para saturarme de café y cigarros antes de caer en la desesperación y echar todo abajo.

Lo bueno de estudiar psicología es que mientras aprendes de las teorías y de los demás, al mismo tiempo aprendes de ti mismo y quieras o no, encuentras tácticas para decir "esto tengo yo, así se controla y así se soluciona". Solo espero no terminar siendo paciente en vez de licenciada, producto del estrés.

Si por mí fuera organizaría una quema a final de semestre de todo lo que alguna vez nos torturo, tipo "Beatles más famosos que Jesús", pero eso de quemar cosas es taaaaan de los 60's...

Quién sabe... A lo mejor me dejo llevar por el mar friki, como los demás o termino aqui, tirando mis penas a quien las quiera leer y dandoles un dolor de cabeza a unos cuantos. El tiempo lo dirá. Y cuando lo diga, que hable ahora o calle para siempre y yo con él.

1 comentario:

  1. -¡Profe!, no le hice la tarea pero, ¡mire!, publiqué en mi blog. Entiéndanos un poco.

    Me gusta la forma en la que expresas eso que todos los universitarios sienten. Bueno, eso que todos los estudiantes sienten.

    Para ser el mejor hay que superar las metas que uno se proponga. Ni las metas de los demás no definiran como lo hagan las nuestras, así que, ojalá sobrepases los retos que proponen esos jueces detrás de un escritorio, si no, está monografías, rincón del vago y la wiki.

    Leyéndote siempre.:)

    ResponderEliminar