Era un Viernes de Octubre y hacía calor. Nos fuimos a perder a Ciencias, mientras jugaban futbol los profes buenaonda contra los cholos. Olía a mota y hippies.
Él sacó mota y me preguntó si quería, y acepté porque aunque no quieras, la mota nunca se niega. NUNCA, les digo. Me dijo que aprendiera a diferenciar la mota buena de la mala, porque la mala tiene hierbas y la buena semillitas padres, o algo así. Él tenía de la buena.
Sacó una manzana de su mochila y me enseñó a meterle mota. Dijo que así se fuma la mota en la calle, mientras caminas, porque parece que comes manzana. Ingenioso el drogo. Después, fumamos. Y como siempre, no me pego bien.
Me dijo que fueramos por cerveza, para acompañar la mota. Y fuimos y nos besábamos, medio drogados. Y regresamos a las Serpientes en el Espacio Escultórico y nos subimos a lo más alto, donde había más drogos y gente con cerveza.
Nos medio conocimos. Los dos psicólogos, él vivía solo y ya iba a acabar la carrera. También me dijo que le gustaba drogarse y mucho, que tenía mota, LSD, extasis, heroína y demás cosas padres para el alucine. Él hablaba mucho, pero no recuerdo qué más decía porque en mi cabeza solo pensaba que era muy guapo y que estaba padre estar con él en las Serpientes, tomando cerveza. Y nos tomamos de la mano y nos besamos otra vez.
Y así pasó la tarde, hasta que cambiamos de escenario a un jardín cerca del Universum. Lalalala, qué felíces por la mota. Y por los besos. Y él qué guapo, con su saco rojo y sus gafas oscuras. Se llamaba Eduardo, pero quería que le dijera Edu. Cada vez que yo decía algo padre, él decía "tsuuuuuu" o algo así, en señal de aprobación, como cavernícola, pero en guapo. Y en saco rojo.
Estábamos en el jardín, revolcándonos en el pasto. Me dio velitas de gelatina que traía en su mochila y decía que todo estaba bien padre y yo decía lo mismo. Y nos besamos otra vez. Me dijo que le gustaban mis ojos
Y nos empezamos a abrazar fuerte, y a despeinarnos y a comer velitas. Todavía teníamos cerveza, así que nos pusimos bien felices. Y cayó la noche y nos besamos más intenso y bebimos más.
Ya ibamos de regreso y me acordé que tenía lunetas, para completar la felicidad. Y comimos lunetas camino a la parada del camión y de repente nos abrazábamos y nos besábamos bien padre. Nos mirábamos a los ojos, aunque no se veía nada por la oscuridad, pero sabíamos que nos estábamos mirando y nos decíamos cosas bonitas.
Y llegando a la parada, me dijo que tenía algo para mí. Pero no era mota, ni manzana, ni velitas. Era amor. Y me abrazó y me dio una paleta de chocolate en forma de rosa, de color morado. Y una notita, pero me hizo prometer que no la leería hasta que estuviera sola.
Entonces nos despedimos y no prometimos vernos nunca. Fue bonito.
Y llegué a mi casa y leí su nota. Era un cursipoemadrogado escrito por él con sus drogadas manos y hasta eso estaba bonito. Pero le falló una cosa: Puso Ema en lugar de Eva.
No le volví a llamar, qué oso decirle que no me llamo Ema, que me llamo Eva y que me entendió mal en todo el día que estuvimos juntos.
wo0ow!!! q loko stuvo todo eso0 jejeje boniita anecdota jeje
ResponderEliminarOrale ! Vamos al espacio a fumar !!! Yo no olvido nombrs jajajaja
ResponderEliminarQue chido
ResponderEliminarEva y Ema no suenan tan igual, quizá le falló la letra o así escribía él.
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